Son buenas fechas , estas de la Feria del Libro para recomendar alguna lectura de calidad en relación con el, muchas veces tema tabú de la gestación y el parto. Con la intimidad, el amor de pareja y la maternidad ha reflexionado poniendo su tamiz poético Elisa Martín Ortega (Valladolid, 1980), que ha reunido esos pensamientos en ‘Alumbramiento’ (Editorial Cálamo), su tercer poemario. «La estructura del libro parte de la experiencia vital desde que empecé a tener hijos, con los poemas en el orden cronológico en el que fueron escritos», explica la escritora, que ha dividido el libro en tres partes. «La primera se titula ‘Preludio de amor’ y habla del amor de pareja, del sexo, del deseo de tener hijos; la segunda es ‘Espera’ y se centra en el embarazo como experiencia física del cuerpo, como incertidumbre por la presencia y la ausencia de ese ser que aún no existe, mientras que ‘Infancia’, está dedicada a la relación con el bebé hasta los dos años».
Comenta esta profesora de Literatura en la Universidad Autónoma de Madrid que no le ha resultado fácil plasmar en palabras sus sensaciones sobre estos temas. «Me ha costado mucho tiempo porque así como en relación a la experiencia amorosa y de sexualidad hay un discurso, un lenguaje ya construido con una tradición de siglos, en la cuestión de la maternidad hay menos obras que versen sobre el tema y existe cierto prejuicio, como si fuera algo marginal, por eso ha resultado complicado captar todo eso haciendo un ejercicio de investigación dentro de lo que es el lenguaje poético para conseguir un discurso profundo que hable de lo humano desde esa perspectiva».
Al abordar la intimidad ha tenido la sensación de estar demasiado expuesta, tanto que le costó escribir el poemario y tomar la decisión de publicarlo. «He explorado la intimidad desde tres perspectivas: la que puede tener una mujer con su amante, con el propio cuerpo a lo largo del embarazo y la de una madre con un bebé», resume.
La escritora ha moldeado en palabras la fragilidad de la verdadera intimidad, concebida como un don, «algo que sucede en determinadas ocasiones y con determinadas personas, como si fuera un cuarto cerrado que solo a veces somos capaces de convocar y construir a nuestro alrededor».
Elisa Martín Ortega, que recibió un áccesit en el Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma en 2009 por ‘Ensueño’, es consciente del contrapunto que aporta con su reivindicación de lo íntimo en unos tiempos en los que la sociedad apuesta sin ambages por airear aspectos personales en las redes sociales. «Aunque –alerta– me parece más peligrosa esa especie de virtualización de las relaciones en las que uno tiene la sensación de estar cerca de las personas porque cuelga fotos o cuenta cosas en las redes sociales o usa programas informáticos que permiten hablar con personas que están lejos cuando realmente no hay ninguna intimidad, es una exposición un poco vacía».
Como contrapunto a este escenario, refiere que precisamente los niños nos enseñan que la intimidad exige presencia y atención, «cosas que se nos suelen olvidar; cuando estás con un pequeño no acepta ningún tipo de intermediario ni sustituto de esa intimidad».
De los «instantes de asombro y de emoción» nutre Elisa Martín Ortega una poesía que compagina con el ensayo. «Hay que tener –sostiene– una mirada sobre el mundo lo suficientemente ingenua y abierta como para dejarse sorprender, dejarse un poco invadir por lo que sucede a nuestro alrededor».