La disminución de la fertilidad en las mujeres a partir de los 30 años y, especialmente, después de los 35 años, se debe principalmente a la disminución natural tanto en la cantidad como en la calidad de los óvulos. Las mujeres nacen con un número limitado de óvulos, y este número disminuye con la edad, reduciendo las probabilidades de concebir.
Además, se ha descubierto que los defectos en la división celular de los óvulos se vuelven más comunes con el paso del tiempo, lo que lleva a errores en el intercambio de cromosomas y aumenta el riesgo de anomalías cromosómicas en los bebés. Otras condiciones médicas como la endometriosis, obstrucciones en las trompas de Falopio, desórdenes hormonales y síndrome de ovario poliquístico (SOP) también contribuyen a la disminución de la fertilidad femenina.
En cuanto a la fertilidad masculina, también disminuye con la edad, aunque el patrón no es tan pronunciado como en las mujeres, ya que el periodo fértil de los hombres es mucho más largo y estable. Concretamente, la fertilidad masculina merma a partir de los 45 años y no se convierte en un problema hasta después de los 60 años. Algunos de los factores que contribuyen a la disminución de la fertilidad son la reducción en la calidad y cantidad del esperma, cambios en la función sexual y problemas de salud que se vuelven más comunes con la edad. Además, enfermedades como la diabetes y condiciones cardiovasculares pueden afectar la fertilidad masculina.
Abordar la fertilidad de forma natural a partir de los 35 años implica hacer cambios en el estilo de vida y en la dieta, así como la consideración de ciertos suplementos y prácticas que pueden mejorar la salud reproductiva:
Dieta y suplementos: Mantener una dieta equilibrada, rica en vitaminas (como B6 y C), y baja en carbohidratos y grasas trans. Se recomienda incluir granos enteros, verduras de hoja verde, frutas, y proteínas tanto animales como vegetales. Además, los suplementos como el zinc, ácidos grasos, omega-3, ácido fólico, myo-inositol y melatonina pueden ser beneficiosos.
Control del estrés y técnicas de relajación: Reducir el estrés mediante técnicas como la meditación, el ejercicio y tener un buen soporte emocional. Terapias alternativas como la acupuntura o la reflexología también pueden ser útiles.
Ejercicio físico moderado: Mantener una actividad física regular, como caminar o hacer yoga, pero evitando el exceso de ejercicio que puede impactar negativamente en la fertilidad.
Evitar tóxicos: Abandonar el consumo de tabaco y alcohol, y moderar el consumo de café, ya que estos hábitos pueden influir negativamente en la fertilidad.
Cuidado preconcepcional: Realizar una consulta preconcepcional para revisar el estado de salud general y mejorar las condiciones de salud de base, como la diabetes o hipertensión.
Siguiendo estos pasos con un asesoramiento profesional se pueden aumentar las posibilidades de concebir de forma natural después de los 35 años. Relacionado con este tema, te puede interesar nuestro artículo de blog “10 consejos para mejorar la fertilidad de forma natural”.
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El problema de la infertilidad por edad fértil avanzada se puede abordar a través de la reproducción asistida mediante varios de los tratamientos que ofrecemos en las clínicas de fertilidad. Los principales tratamientos para mujeres mayores de 35 años son:
La ovodonación o FIV con óvulos de donante es una variante de la fecundación in vitro (FIV) que implica el uso de óvulos donados por una donante anónima (sana y compatible con el grupo sanguíneo y fenotipos de la receptora) en lugar de los óvulos propios de la mujer.
Para mujeres mayores de 35 años, especialmente aquellas cercanas a los 40 o más, la donación de óvulos puede ser una opción efectiva. Los óvulos donados, generalmente de mujeres más jóvenes, tienen una mayor probabilidad de fecundación y de un correcto desarrollo embrionario. Esto puede aumentar las tasas de éxito del embarazo.
La transferencia de embriones criopreservados, también conocida como embriodonación, es una técnica relacionada con la fecundación in vitro (FIV). En este procedimiento, los embriones que han sido previamente congelados son transferidos al útero de la receptora. Estos embriones pueden provenir de ciclos anteriores de FIV propios o de donantes anónimos.
La embriodonación puede ser muy útil para aquellas mujeres o parejas en edad fértil avanzada que buscan el embarazo, permitiendo su acceso a embriones congelados donados por progenitores biológicos saludables.
La congelación de óvulos, recomendada para mujeres entre 18 y 35 años, permite posponer la maternidad, ya sea por falta de planes inmediatos de ser madre o en casos médicos específicos, conservando la capacidad reproductiva de la mujer incluso después de que su reserva ovárica haya disminuido con el tiempo.
El proceso de vitrificación de ovocitos implica una estimulación ovárica controlada para producir una cantidad significativa de óvulos maduros. Los óvulos se vitrifican y se almacenan en nitrógeno líquido. Esto permite conservar los óvulos en el estado fértil del momento de la preservación y de manera indefinida.
La elección del tratamiento de fertilidad más adecuado depende de factores como la edad de la mujer, la calidad de los óvulos, la salud general de la mujer y su pareja, en el caso de tenerla, y la causa específica de la infertilidad. Para abordar cada caso concreto de manera personalizada desde un enfoque adecuado, recomendamos que consultes tu inquietud con una clínica de fertilidad y reproducción asistida.
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