Entre las hormonas que regulan el ciclo menstrual encontramos cuatro de mayor importancia: la FSH (hormona folículo-estimulante), la LH (hormona luteínica), el estradiol y la progesterona. Las dos primeras son producidas en la hipófisis, una glándula que se encuentra en el cerebro, y son liberadas en la sangre hasta llegar al ovario para estimularlo. El estradiol es la hormona que se produce en el ovario durante la primera mitad del ciclo, secundaria a la estimulación de éste por la FSH. La progesterona es la hormona producida en la segunda mitad del ciclo por el cuerpo lúteo, estructura que se forma en el ovario tras la ovulación.
Estas cuatro hormonas tienen un papel muy significativo durante el ciclo menstrual, aumentando o disminuyendo en función de cada momento del ciclo. Contamos el inicio del ciclo menstrual como el primer día de regla. Desde este comienzo y durante aproximadamente 7 días, los niveles de FSH aumentan y estimulan la producción de estradiol en el ovario, haciendo que se seleccionen los folículos y que aumenten de tamaño. Cuando la concentración de estradiol es elevada, éste inhibe la producción de FSH en la hipófisis y los niveles disminuyen, haciendo que se seleccione un folículo dominante, que es el que tiene capacidad de responder a menores concentraciones de FSH. De esta forma se consigue que solamente un folículo crezca en cada ciclo. Justo antes de la ovulación, los niveles de estradiol disminuyen de nuevo. La LH mantiene su producción a niveles bajos durante la primera mitad del ciclo menstrual y tiene su mayor producción alrededor del día 14 de ciclo, en el que se multiplica por diez su secreción, generando un pico que induce la ovulación. Tras la ovulación, el cuerpo lúteo comienza a producir progesterona y los niveles van aumentando durante la segunda mitad del ciclo. Esto provoca cambios en el endometrio (en el útero), que lo hacen adecuado a una posible implantación en el caso de que haya fecundación. La producción de LH y de FSH disminuye en esta segunda mitad del ciclo. Los niveles de estradiol vuelven a aumentar ligeramente. Al final del ciclo, la disminución de LH hace que disminuyan los niveles de estradiol y progesterona y esto provoca la descamación del endometrio y una nueva menstruación. Al disminuir los niveles de estrógenos y progesterona, la hipófisis vuelve a aumentar la producción de FSH y LH y se comienza así el nuevo ciclo.Aunque una alteración hormonal puede conllevar un problema de fertilidad o infertilidad, el nivel de hormonas también puede influir en el éxito de un tratamiento de fertilidad, teniéndose que alterar para poder conseguir el embarazo.
En las técnicas de reproducción asistida utilizamos las hormonas anteriormente citadas, como tratamiento o como indicadores de respuesta a dichos tratamientos de fertilidad.
Las gonadotropinas (FSH y LH) las utilizamos con diferentes dosis para realizar una estimulación ovárica controlada y poder individualizar cada caso y optimizar el tratamiento de fertilidad. La FSH es la principal hormona que utilizamos para la estimulación. Según su origen puede ser FSH urinaria o FSH recombinante. La actividad LH en las técnicas de reproducción asistida la obtenemos de dos moléculas principales: la LH recombinante y la HMG (gonadotropina menopáusica humana).
Otro de los fármacos que utilizamos en las técnicas de reproducción asistida son los análogos de la GnRH (hormona liberadora de gonadotropinas), entre los que encontramos agonistas y antagonistas, cuyo objetivo principal es evitar picos de LH que podrían producir ovulación prematura. Otras de las aplicaciones de los análogos agonistas son permitir un crecimiento folicular más sincrónico o inducir la ovulación.
Como fármaco principal de inducción de la ovulación en un tratamiento de fertilidad, aparte de los análogos de la GnRH, tenemos la HCG (gonadotropina coriónica humana), que al pertenecer a la misma familia de proteínas que la LH, tiene actividad similar a ésta y por ello se utiliza con el objetivo ya comentado. Otra de sus funciones es mantener la producción de progesterona por el cuerpo lúteo en las primeras etapas del embarazo.
Como indicadores de control del ciclo menstrual y respuesta al tratamiento de fertilidad, podemos recurrir a la determinación de estradiol y progesterona. Los niveles de estradiol sirven para orientar antes de la punción el número de ovocitos que se van a obtener, ya que suelen estar entre 200-300 pg/ml por cada folículo maduro. Además, permiten predecir el riesgo de hiperestimulación ovárica cuando los niveles son muy altos. Si esto sucede, se puede cancelar y posponer la transferencia si existe este riesgo y vitrificar los ovocitos o embriones obtenidos.
Los niveles de progesterona el día de la administración de la HCG también pueden orientar la actitud a tomar. Aunque existe controversia respecto a este tema, parece que los niveles de progesterona superiores a 1,5 ng/ml podrían acelerar la maduración del endometrio, dificultando así su implantación. Por ello, hay autores que en estos casos recomiendan posponer la transferencia cuando existen niveles de progesterona superiores al indicado.
En conclusión, es muy importante conocer el nivel de las hormonas de nuestro cuerpo, ya que estas son el principal indicador de nuestra salud reproductiva. Puedes contactar con nosotros para solicitar tu primera visita gratuita en EasyFiv y hacerte un estudio de fertilidad, para detectar si tus niveles hormonales son correctos. ¡Desde EasyFiv estaremos encantados de ayudarte en todo lo que necesites!