¿En qué consiste la punción folicular?

A la mujer que va a iniciar un tratamiento de Fecundación In Vitro, ya sea FIV convencional o microinyectacción espermática (ICSI), se le realiza la llamada punción ovárica o punción folicular. Tras haber sometido a la paciente a un tratamiento de estimulación ovárica, el especialista en reproducción asistida procederá con la intervención donde el objetivo no es otro que obtener los ovocitos maduros.

¿Cómo se realiza?

Se trata de una intervención sencilla que se lleva a cabo con la ayuda de un ecógrafo, unido a una aguja de aspiración, que es introducido por la vagina. Se procede entonces a la punción de los folículos que estén maduros, es decir, que hayan alcanzado un tamaño determinado. El líquido folicular es aspirado y se deposita el tubos de ensayo que pasarán ese mismo día al laboratorio para que el embriólogo localice los óvulos, los limpie y los recupere.

¿Es doloroso?

Durante todo el proceso la paciente estará bajo sedación, aunque no intubada. De modo que la mujer no sentirá dolor. En todo caso, la paciente está sedada para que no le duela, evidentemente, pero también para que no se mueva.

¿Cuánto dura el proceso?

Se trata de una técnica que se lleva a cabo con bastante rapidez, ya que lo habitual es que dure unos quince o veinte minutos aproximadamente.

¿Requiere hospitalización?

La mujer que va a someterse a la punción folicular se persona el mismo día en la clínica y, tras la intervención, es conveniente que repose durante un tiempo prudencial, como puede ser alrededor de una hora, y después se puede ir a casa por su propio pie. Por lo tanto no requiere hospitalización.

¿Para qué se utilizan esos óvulos?

Si se va a proceder a la Fecundación In Vitro, tras estos pasos el embriólogo pasaría a poner en contacto el gameto femenino con el masculino, es decir, con el espermatozoide, que puede ser de la pareja masculina de la paciente o de un banco de semen.

No obstante, la punción folicular también se lleva a cabo cuando la intención es obtener los óvulos para congelarlos y preservar la fertilidad o para conservarlos en el banco de donantes. En este último caso, esos óvulos obtenidos serán clave para lograr un embarazo en una mujer que no lo consigue con los suyos propios.